martes, 25 de agosto de 2009

A.I.G.O.R

Obsesión y paranoia, de eso se trataba la vida de Igor. Todos los días él se despertaba a las 7 en punto (chequeaba antes de dormir la hora de la televisión para que su despertador suene a las “en punto”). Iba hasta la cocina y encendía la luz con el dedo índice de la mano derecha, la apagaba con el índice de la izquierda y finalmente la volvía a prender con ambos al mismo tiempo. Se servía un vaso de agua bien lleno y lo tomaba de un solo sorbo, se duchaba y luego desayunaba un café con dos galletas de agua con mermelada de durazno porque las otras le dan alergia.
A las 7:40 exactas iba al baño, luego agarraba su maletín y ponía su cuaderno, un libro, un desodorante, un lubricante ocular y una brújula (siempre temía perderse). Corría hasta la parada del colectivo para llegar a las 7:55 puntuales y siempre se subía al mismo, tomaba su boleto y sumaba todos los números que había individualmente. Si daba impar, se bajaba una parada antes, si era par, en la suya.
Él era bibliotecario y lo único que hacía era leer todo el día, por esa razón, exactamente cada dos horas se ponía dos gotas lubricantes en cada ojo y como detestaba los malos olores cada tres horas se pasaba el desodorante roll-on dos veces por cada axila.
Cuando se cansaba de leer y no había nadie en la biblioteca, agarraba una moneda y la revoleaba para cualquier lado, entonces ponía la brújula y miraba hacia el norte, hacía tres pasos en esa dirección, dos a las izquierda, siete hacia el sur y veintidós al este (en caso de no poderse los hacía a la inversa). Y cuando iba a buscar libros agarraba la brújula para ver en qué dirección quedaba el destino.
Pero un día sin querer, Igor tocó el timbre en el departamento equivocado donde atendía una psicóloga. Ella lo hizo pasar pensado que era su nuevo paciente y él se entusiasmó. Continuó yendo y ahora se comenta que Igor es otra persona, que dejó atrás sus paranoias y obsesiones y que en su maletín ahora sólo viaja con un cuaderno donde dibuja retratos de los que leen en la biblioteca.

4 comentarios:

  1. me encanto me encanto...
    te felicito ieie!!

    tu querida yux

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  2. Yux! muchísimas gracias por pasar! Te quiero muchazo!

    Cariños enormes,


    Tu hno, F.

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  3. Ge-nial! Me encantó el ritmo de la narración, el personaje, la excactitud con que están relatadas sus actividades y la paradoja de la brújula para adivinar el destino.

    Otra cosa: perdí el hilo del último comentario que me dejaste. Es parte de la filosofía 22, no?

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  4. Maru, me alegro que te haya gustado! Con respecto a mi comentario en tu blog: sí, es parte de la filosofía 22 jaja.

    Cariños muchitos,


    F.

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