La casa solo guardaba los escritos de un viejo indecente. La salida abstracta los confundía y abajo la pizarra oscura camuflaba fórmulas. Sus pensamientos bizarros, sus novias demacradas, su rostro lleno de marcas, el lápiz y el papel eran su única compañía. Su adicción lo debilitaba y su cuerpo se deterioraba cada día más.
La biblioteca donde conoció su pasión y la ciudad donde vivió la mayoría de su vida eran su mayor fuente de inspiración y el correo, su nefasto trabajo… pero claro, de alguna manera había que subsistir, no?
36 años, él tenía una úlcera sangrante en el estómago luego de una borrachera más y su vaso mojado con bebida barata bajo la incandescente luz hospitalina anunciaba su final. “Si vuelve a tomar un trago, usted se muere” le dijo un médico, y él respondió con frialdad “Usted está loco”.
Alcohólico, sí. Sin embargo murió de leucemia a los 73 años.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
"El individuo bien equilibrado, está loco"
ResponderEliminarJo, charles...